RIZOS Y KLEENEX

No pensaba hablaros de mi nuevo corte de pelo, más que nada porque no es algo que se aprecie a simple vista, y es que no soy NADA original, pero como estoy enferma y he pasado toda la tarde encerrada en casa pues me ha dado por aburriros un poco.
Con un pelo tan indomable y unos rizos tan rebeldes como los míos (herencia de mi madre, de la que os hablaré algún otro día) no se puede hacer gran cosa. O sí. Me imagino que más de un peluquero gozaría si pusiera mi pelo a su entera disposición, pero eso no va a ocurrir. No soy tan valiente.
Por lo menos me dio por alisarme el pelo, para variar un poco. Nunca me quedo satisfecha con el resultado porque Leire Sarasqueta sin rizos es como una noche sin estrellas, una primavera sin flores… Vamos, que no es lo mismo (que cursi y feo me ha quedado lo de las estrellas y las flores). Pierdo personalidad. No es que mis rizos me apasionen, pero me siento orgullosa de ellos. Si los llevara tan bonitos como ellas, otro gallo cantaría…

Ahora viene la parte en la que os cuento que estoy enferma por segunda vez en dos meses, algo muuuuy raro en mí. Se me ha olvidado respirar por la nariz y tengo voz de camionera y gasto kleenex a docenas y me casco siestas de casi cuatro horas… Y justo cuando se acerca el fin de semana, un finde bastante ocupado. Mañana ceno con mi family (prima que actualmente reside en Madrid incuída) y el sábado ceno con mis amigas para celebrar el cumpleaños de una de ellas. ZORIONAK ANE! Tendré que enviarte besos desde la distancia para no contagiarte ningún virus maligno de los que habitan en mí.
Y ahora me tomo un paracetamol y me voy al sofá. Gabon danoi.