Por lo demás, me siento ligera y libre. Ligera en el sentido de que se acabó el cargar con libros y cuadernos de un lado para otro; libre en el sentido de que de ahora en adelante seré yo la que decida qué es útil y qué no, qué merece la pena guardar en mi cabeza y qué no. Hice la selectividad la semana pasada y también mis exámenes del first. Dos pájaros de un tiro. Ahora a esperar resultados para empezar a mirar universidades, alojamiento y todas esas cosas de las que no pienso escribir hoy.
Para celebrar el fin de exámenes, el viernes fuimos a Bilbao al teatro. Disfrutamos de una adaptación de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, diferente donde las haya. Fue protagonizada por un grupo de mujeres gitanas sin alfabetizar y, sinceramente, me encantó. Me reí y me emocioné, todo a la vez. Y la música preciosa. Y la iluminación buena también.
El sábado ya llegó la celebración oficial de la libertad, con una juerga que acabó digamos que muy tarde. O muy temprano, según por dónde se mire. Risas, más risas y alguna que otra foto, que no se yo si serán publicables.
Llega el domingo, seis de la tarde. Ambiente tenso en el bar: la Real Sociedad sale al campo a jugarse su ascenso a primera división. Nervios, gritos, goles, el txuri urdin, alegría, aplausos y un calimocho para celebrarlo. AURTEN BAI! Volvemos a donde merecemos estar.
Jelly, ay jelly jeeeellyyyyyyyyyyy!!
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